Las primeras pronunciaciones

Cuando llega un bebé a la familia vamos viviendo cada día con asombro e incertidumbre. No sabemos muy bien cómo se desarrollará la jornada y en qué estado llegaremos a la noche. Hay días y días, como en todas las épocas, pero con una intensidad un poco más acentuada. Pasan los días armónicos y los días de tempestad, las noches en vela y los sueños profundos. Podemos decir que ya nos conocemos en las cuatro estaciones, y la poética, preferencias o molestias que trae cada una para cada quien. Y así, en ese transcurrir el calendario y la Tierra dan una vuelta entera y llegan otra vez, pero diferentes, al gran día. ¡Feliz primer cumpleaños!

El festejo del cumpleaños trae, entre otros regalos, canciones. Ritmos y melodías que llegan para celebrar la vida entera ¡y la vida cotidiana! Cantos para ordenar, para salir de paseo, para sentarse a la mesa, para lavarse las manos. Así como los arrullos tejieron una envoltura sonora en los primeros meses (¡y continuarán haciéndolo!), ahora se suman las voces de las niñas y niños pronunciando sus primeras palabras.

Además de decir mamá, papá, agua, nombres de hermanas, hermanos y mascotas, ¿con qué palabras queremos acompañar este significativo pasaje hacia el habla? Aquellas mágicas, como llaves, burbujeantes, prismáticas, que en cada familia tienen su morada. Uva, cielo, orilla, fresia, caracol, baldosa, unidas por el hilo narrativo del afecto, la biografía, la Memoria. Y también aquellas que nos traman en la convivencia: permiso, gracias, disculpas. ¿Cuáles nombramos a diario las personas adultas? Es un tiempo oportuno para revisar nuestro vocabulario, porque ellas y ellos nos imitarán.